ARQUITECTO PARA LA SOCIEDAD. Obra privada de Rafael de La-Hoz Arderius
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Arquitecto para la Sociedad |
Hasta el 23 de febrero estará abierta la exposición ARQUITECTO PARA LA SOCIEDAD. Obra privada de Rafael de La-Hoz Arderius dentro de las actividades conmemorativas del centenario de su nacimiento.
Esta exposición está dedicada a la actividad profesional del arquitecto desde la iniciativa de la promoción privada y complementa a la exposición sobre la obra pública del mismo, organizada de manera paralela por la Diputación de Córdoba.
Sala de exposiciones de VIMCORSA
C/ Ángel de Saavedra, nº 9. Córdoba.
Martes a sábados, de 10:30 a 13:30 y de 17:30 a 20:30 h. Domingos y festivos, de 10:00 a 14:00 h.
CERRADO: 25 diciembre, 1 y 6 de enero
Sobre Rafael de La-Hoz (Madrid, 1924-2000)
Rafael de La-Hoz Arderius nació en Madrid, pero puede considerarse cordobés porque llegó a esta ciudad con pocos meses por destino de su padre, Rafael de la Hoz Saldaña, como Arquitecto Municipal de Córdoba. Vivió en Córdoba hasta sus 46 años, partiendo a Madrid en 1970 para hacerse cargo de la Dirección General de Arquitectura.
Rafael de La-Hoz Arderius se tituló en 1950 y pronto obtuvo por oposición la plaza de Arquitecto Provincial de la Diputación de Córdoba, donde desarrolló una encomiable labor de investigación y puesta en práctica de diversos equipamientos por la provincia. En el campo de la investigación es de destacar su famoso estudio de “La Proporción Cordobesa”.
La-Hoz perteneció, en el ámbito de la Arquitectura, a la denominada generación de los 50, la primera que no se plantea proyectar en la línea vernáculo-historicista del régimen político, sino que entra sin complejos en un lenguaje decididamente moderno, participando del contagioso optimismo introducido en Europa y EE.UU. tras la Segunda Guerra Mundial.
Compatibilizó su labor funcionarial con la producción privada propia de su estudio, dándose a conocer a la ciudad con su primerísima obra y declaración de intenciones, la tienda de modas Vogue en calle Gondomar. Muy joven, junto a José María García de Paredes, consiguió el Premio Nacional de Arquitectura por la obra del Colegio Mayor “Aquinas” de Madrid.
Pronto comenzó a recibir encargos de viviendas unifamiliares (chalets) en Córdoba por una sociedad burguesa ascendente derivada del mundo de las profesiones (médicos, abogados, etc.) que encontraban una respuesta más acorde con su perfil personal y profesional en la arquitectura de La-Hoz: Canals, Amians (el Bosque), Añón, Pericet, Infantes (Nü Norge), La Barraca, La Cabaña… También promociones privadas de bloques de viviendas: Casa González de Canales (Ronda de los Tejares); Casa Lovera (Jesús y María); Edificio Guerrero (Cruz Conde, Pastores, Eduardo Lucena, Conde de Robledo); edificio Ajuria (Gran Capitán); edificio Regina (Ronda de los Tejares); Plaza de Cuba de Sevilla.
En 1958 se incorpora al estudio el joven arquitecto Gerardo Olivares James, y diez años más tarde lo haría José Chastang Barroso. Surgen urbanizaciones playeras: Eurosol en Torremolinos; Elviria en Marbella; Rochazul en Portimao. Y hoteles en Vigo, Torremolinos, Córdoba y Sevilla.
Algunas instituciones y otras sociedades particulares solicitaron su colaboración: Fábrica de Cervezas El Águila; Caja Provincial de Ahorros (esquina Gran Capitán con Ronda de los Tejares); Gobierno Civil (en colaboración con Pepe Rebollo y Daniel Sánchez Puch); Colegio de las Teresianas; Convento de las Salesas; Convento-residencia de la Hijas de María Inmaculada; Casa de Cursillos San Pablo; Facultad de Medicina; Diario Córdoba; Colegio de Médicos de Sevilla, etc.
También realizó algunas intervenciones en el patrimonio arquitectónico, siendo consciente de que el Movimiento Moderno defendía la intervención contemporánea directa, sin complejos, como lo hicieron el Renacimiento y el Barroco en su momento. Con cierto trasfondo más ‘Viollet-le-Duc’ que ‘Ruskin’ amplió y restauró el Palacio de la Merced y la Capilla de San Bartolomé, en Córdoba; el Ministerio de Marina de Madrid…
Incansable trabajador en toda su vida activa, puede encontrarse una mayor concentración de su pronunciamiento arquitectónico en las dos primeras décadas de producción, mayoritariamente cordobesas. Tras su traslado a Madrid, a comienzos de los 70, se pueden encontrar allí ejemplares obras como el reconocido por Norman Foster como el mejor edificio de España del siglo XX: el Edificio Castelar.